Pop, estilo de música que
ha dominado las listas de ventas desde su aparición, a principios de la década
de 1960, y que ha recibido etiquetas de toda clase, dada su extrema facilidad
para adoptar influencias ajenas. Las canciones pop se basan en la repetición de
melodías en torno a una construcción clásica de estrofa, estribillo, estrofa,
estribillo, puente y estribillo.
Aunque sus orígenes se remontan al siglo XIX, no fue hasta
el XX, con la creación de la industria discográfica, cuando se convirtió, como
otros géneros, en una realidad de consumo para una audiencia planetaria,
desarrollando todo su potencial.
Influido en sus orígenes por el rock y el
doo-wop, la música pop se ha basado siempre en la composición y la
producción, y no en la actitud o el sentimiento propios del rock and roll y del
blues, dando lugar a la llamada ‘cultura del single’, grabaciones
únicas que se alternan en las listas de éxitos. Durante la década de 1960 estuvo
representado por The Beatles, The Beach Boys, The
Everly Brothers o el productor Phil Spector.
Tras absorber la psicodelia de finales de esa década,
compositores como Burt Bacharach, The Carpenters, Gilbert O’Sullivan o el dúo
Simon and Garfunkel otorgaron al pop cierta profundidad y madurez, acercándose
así a un público más adulto.
Sin embargo, en la década de 1980 los creadores de pop
volvieron a centrarse en el público adolescente, persiguiendo el éxito continuo
con producciones en cierto grado artificiales, que ocupaban las listas de ventas
durante el tiempo justo para ser sustituidas por otras nuevas. El trío de
productores ingleses Stock, Aitken y Waterman fue el máximo valedor de esta
corriente, apadrinando a artistas como Rick Astley, Jason Donovan o Kylie
Minogue. En la siguiente década abundarían también los grupos de cantantes y
bailarines, como New Kids on The Block o Take That. Al mismo tiempo, el pop fue
durante esos años el vehículo para la creación de estrellas mediáticas como
Madonna o Michael Jackson, en consonancia con el
espíritu frívolo que caracterizó a la sociedad occidental durante esos
años.
Sólo los que supieron reinventarse consiguieron mantener
cierta relevancia en el show business durante los lustros siguientes. Con
la aparición a principios de la década de 1990 del grunge y la
música electrónica, el género pop propiamente dicho adquirió la condición de
reliquia, aunque (maquillado bajo producciones heterogéneas) sigue siendo el
punto de partida de muchos compositores actuales.
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