martes, 7 de julio de 2015

Rock clasico


Rock, término que agrupa de un modo general el conjunto de corrientes musicales que surgieron a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Con los años ha perdido el marcado carácter anglosajón que tuvo en sus orígenes para transformarse en un lenguaje universal, sometido a continuo cambio.

Al surgir de un modo espectacular y desarrollarse en principio como un fenómeno de masas que trastornó la vida y los ideales de América, no puede considerarse como un movimiento musical en sentido estricto. Sus raíces son tan plurales que sintetizan las principales ramas de la llamada música popular estadounidense, sobre todo el blues, el rhythm and blues, el gospel y el country and western.
No obstante los evidentes vínculos que posee con las más profundas esencias de la música de la comunidad afroamericana, el rock es en realidad el resultado, tras una larga síntesis que se inicia con el siglo, de la adaptación de estas fuentes a una concepción y una estética “blanca”, lo que generó las primeras actitudes públicas de rechazo, algunas de ellas muy conflictivas. Si el compositor y bluesman negro Muddy Waters lo consideraba como 'un hijo del rhythm and blues al que llamaron rock', numerosas organizaciones racistas estadounidenses afirmaban con desprecio y energía, según sus panfletos y los abundantes testimonios de sus líderes de entonces, que representaba la música que 'rebajaba al hombre blanco a la categoría del negro'. La variante, en cualquier caso, de acuerdo con estas interpretaciones, radicaría en el hecho de que la base del rock, el viejo blues, estaba revisada, para mayor gloria de la raza blanca, a través de inyecciones de ritmo tan pronto dulce, como de andanadas de sonido estridente, rápido y energético.


Esta síntesis ligera de blues y rhythm and blues, como se la denominó durante mucho tiempo, hallaría su ídolo fundacional a mediados de la década de 1950 en la figura de Elvis Presley, aun cuando desde la primera grabación de blues registrada en la historia (“Crazy Blues”, un tema cantado en 1920 por Mammie Smith) hubieran pasado casi tres decenios.

Esta vía de ”desencuentro”, conforme con sus raíces negras, la seguirían cantantes como Bessie Smith (la Emperatriz del Blues), Billie Holiday, Little Richard y, ya en la esfera de la música de finales de la década de 1960 cantada por mujeres blancas, Janis Joplin. Para entonces, por los espasmódicos bailes que suscitaba en grandes masas de jóvenes y sus ritmos trepidantes, el rock se había transformado en algo más que música, era rock and roll, energía en estado puro.


ELVIS, EL ELEGIDO


La fortuna esperaba a Elvis Presley, nacido en Tupelo, Mississippi, en enero de 1935. Pertenecía a una familia humilde del sur de Estados Unidos (white trash, 'basura blanca' para los herederos de los ideales esclavistas de la Confederación Sudista) que se estableció en Memphis en 1948, pero en 1954 ya cantaba y grababa temas de Arthur Crudup y Bill Monroe, oscilando entre el blues, el gospel y el country rural.

Por aquella época, el propósito de algunas compañías discográficas, ante la decadencia del country (el año nuevo de 1953 fallecía Hank Williams), consistía en descubrir a cantantes que expresaran 'sentimientos blancos' con fuerza, voces y corazones negros, y Elvis resultó el artista elegido en una época en que ya gozaban de relativo crédito solistas como Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Johnny Cash, Roy Orbison y Chuck Berry. Salvo Berry, apoyado por Muddy Waters y una discográfica independiente de Chicago, los demás coincidirían en sus primeros trabajos al grabar en 1955 con el sello Sun Records, y de ahí nació la primera leyenda de los cinco pioneros o, en cualquier caso —en palabras de Jesús Ordovás—, de 'los cinco grandes creadores del rock and roll'. Pero Elvis, gracias a su participación en diversos espectáculos masivos de la ciudad de Nashville-Davidson a principios de 1956, de clara significación country, pudo renunciar a su condición de héroe local que goza del interés de una audiencia reducida pero fiel, y con habilidad, apoyándose en su tema “Heartbreak Hotel”, atípico en el contexto donde lo presenta, deslumbra, hipnotiza a masas de quinceañeras y se alza con un triunfo que le catapulta en cuestión de pocos días al primer puesto de la lista de éxitos de Estados Unidos.



Con “Heartbreak Hotel” estalla el fenómeno de los teenagers (seguidores jóvenes de edades comprendidas entre los 13 y los 19 años, cifras que en inglés concluyen en teen), que dará el espaldarazo al joven y tímido cantante procedente de los más bajos estratos sociales, reconvertido en escasas semanas en ídolo de multitudes de jóvenes que ven personificado en él, hábil vocalista, diletante, bromista de gesticulación agresiva y dado a las audacias sensuales en directo, al rebelde blanco que alcanza el irrenunciable sueño americano: triunfar. En 1955 había fallecido en accidente automovilístico James Dean, encarnación mítica y cinematográfica de la juventud rebelde y sin causa. Elvis Presley tenía una causa, el rock, y transmitía inconformismo, ansia de rebelión y juventud.



THE BEATLES

Desde principios de la década de 1960 el factor más destacado en el panorama del rock estriba en lo que ha venido en denominarse la “respuesta británica”, expresión que engloba las numerosas formas en que los músicos ingleses asumieron las rutilantes novedades procedentes de Estados Unidos.
La aparición de The Beatles en 1962, tras diversas intentonas previas para formar una banda estable, estimuladas por el inquieto John Winston Lennon (tuvo nombres como The Quarrymen o Johnny and the Moondogs, 1956-1959, Long John and the Silver Beatles, 1960, Beat Brothers o The Cavern, 1961, y The Silver Beatles, 1962) a quien secundaban de una forma regular Paul McCartney y George Harrison y con menor frecuencia el bajista Stu Sutcliffe y el batería Pete Best, supuso el germen de la “revolución británica del rock”. Estos jóvenes de Liverpool realizaron diversas giras por Escocia y Alemania, y grabaciones como grupo de apoyo de figuras de segunda categoría, hasta hallar en Brian Epstein al productor idóneo e idílico que llevará su carrera al estrellato.



A partir de ese momento, guiados por Epstein, con un nuevo y potente batería llamado Ringo Starr, graban en los dos años siguientes más de 60 temas. El punto de partida es “Love me Do”, del que se venden más de 10.000 copias. El paso siguiente será el cine, de la mano del realizador Richard Lester (¡Qué noche la de aquel día!, 1964 y ¡Socorro!, 1965), en un tono muy distinto al que caracterizó la variable y populista carrera de Elvis en este campo. Es a través de las películas y de la denominada beatlemanía que recorre el mundo, que la suma de individualidades que cristaliza en la banda se diversifica: Lennon actúa como líder conciso pero agresivo tras su aspecto tímido e intelectual; Harrison es el inquieto del conjunto, interesado por el country y el orientalismo; Ringo Starr es el desenfadado, un juerguista que descarga su fuerza en el escenario; Paul McCartney, atraído por el mercado discográfico —o quizá fascinado— no oculta su interés por componer temas estándar, en consonancia con las demandas del público adolescente, visibles en las listas comerciales. Son cuatro mundos muy distintos que acabarán por tomar rumbos divergentes.


En 1964 Allen Ginsberg el poeta de la generación Beat declarará que 'la conciencia universal de la humanidad se encuentra ahora en Liverpool'. El éxito de los cuatro jóvenes británicos trajeados de negro y con característico flequillo (nombrados en 1965 caballeros de la Orden del Imperio Británico) es absoluto y desborda a los componentes de la banda. En 1966, una vez que el grupo ha triunfado en Estados Unidos, actúan juntos por última vez en San Francisco y se despiden de los escenarios. Tras una época de intensa dedicación a doctrinas orientales y sus primeras experiencias con LSD (realizan en Revolver, 1966, una versión musical del Libro de los muertos —“Tomorrow Never Knows”— y publican su celebérrimo “Yellow Submarine”) en 1967 graban Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, donde emplean música electrónica y cantan letras emblemáticas, como “Lucy in the Sky with Diamonds”, la más famosa de sus composiciones psicodélicas. Ese mismo año, la muerte de Epstein coincide con el estallido de las diferencias intestinas de la banda, que emprende al cabo de un año la aventura de la productora Apple, concebida para apoyar en diferentes campos artísticos (cine, moda, música) la revolución pop de la que The Beatles se sentían portadores privilegiados. Apple fue cerrada en 1969, anticipando dos años la ruptura definitiva de los componentes de la banda, cuyos integrantes emprendieron a partir de 1971 caminos en solitario, con distinta fortuna.



THE ROLLING STONES


El ansia por imprimir un cambio radical a las formas de vida, a través del rock and roll, quedó de manifiesto con la aparición en escena de The Rolling Stones, nombre tomado de un tema de Muddy Waters. Se presentaron en público el 12 de julio de 1962 en el famoso local Marquee de Londres, cuando todavía sus componentes eran una formación insegura. Representaban, entre los reducidos círculos en que se desenvolvían en sus principios, la esperanza británica del rhythm and blues anglosajón y blanco, y en poco tiempo lograron celebridad como réplica a la beatlemanía.
No obstante, sería absurdo aceptar esta visión de la historia del rock, pues según acreditados testimonios (entre ellos los de un ayudante del mánager de The Beatles), los líderes de la banda, Keith Richards y Mick Jagger, solicitaron en 1963, por la vía de la amistad, una composición a sus directos rivales: el esbozo compuesto en un rato por McCartney y John Lennon se convertiría, según los mismos testimonios, en el tema “I Wanna be Your Man”, que algunos consideran el primer éxito de los Stones.

Los medios de comunicación británicos, sin embargo, insistirían en esta confrontación, que al parecer se agudizaría a finales de la década de 1960: todos los temas del álbum Aftermath (1966) pertenecían a los miembros de la banda —a la sazón Richards, Jagger, Brian Jones, William Wyman y Charles Robert Watts—, marcando un momento de asombrosa madurez y personalidad propia. A partir del año siguiente se inicia la leyenda negra de los Stones, con las detenciones de Jones, Jagger y Richards acusados de posesión de estupefacientes. Un año después de editar Beggar's Banquet, Jones abandona la banda: es junio de 1969 y al cabo de un mes se hallaría su cadáver en la piscina de su residencia privada. En ese mismo año se producen otros incidentes durante la gira que la banda emprende por Estados Unidos, destacando la tragedia de Altamont (California) cuando mientras Jagger canta su polémico tema “Sympathy for the Devil”, un miembro del servicio de seguridad del concierto, perteneciente a la banda de motoristas Ángeles del Infierno, apuñala a un espectador exaltado, que moriría a causa de las heridas.



El alejamiento de los Stones respecto al público se prolongaría durante años, aun cuando no dejaran de editar discos: el que daría fama mundial al diseño del emblema de la banda, realizado por Andy Warhol a costa de los abultados labios de Jagger, Sticky Fingers (1971). Otros álbumes fundamentales en la extensa discografía de la banda, que ronda el medio centenar, serían: Exile on Main Street (1972), Some Girls (1978) o Voodoo Lounge (1994).


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